martes, julio 9

Verás, es que yo sólo quiero volar, sólo eso.

Vuelves cuando los autobuses están de retirada y los taxis ya cobran tarifa dos. Vuelves cuando los pies ya simplemente sólo saben pesar demasiado. Vuelves, vuelves y no sabes adónde, porque no es a casa, porque eso no se parece a tu concepto de casa, y mucho menos a tu concepto de hogar.

Cruzas el umbral y te saludan unos cuadros que no habías visto en tu vida, y te sientes estúpida al asombrarte del frío que hace, como si ese lugar alguna vez hubiera sido cálido, como si los momentos cálidos no hubieran sido lo suficientemente efímeros como para no dejar huella.

Vuelves con las sonrisas vacías y las caricias olvidadas, y parece que no hay más remedio que levantar la cabeza y seguir dando lo que esperan de ti, lo que exigen de ti.

Y es que quizá nunca te habías sentido tan vacía.

Verás, es que yo sólo quiero volar, sólo eso.