domingo, septiembre 15

Pisándome los talones.

"Yo también quiero enamorarme, pero realmente todavía no sé cómo. Una vez, no hace mucho, estuve a puntito, a puntito de conseguirlo, pero, al parecer fue tan sólo un espejismo. Otra vez, también creí estar enamorado, pero mi amor estaba tan lejos que los besos llegaban desnudos y las caricias se tornaban arañazos. Y yo me pregunto: "¿Tan difícil es esto de enamorarse?". Algún día, al borde de la desesperación, saldré a la calle, y a la primera linda "mullalla" que me encuentre le diré: "Che, ¿me puedo enamorar de vos?". Pero seguramente saldrá corriendo con la pregunta pisándole los talones.
Así, enamorarse debe ser, por ejemplo, risa con eco, debe ser descubrir dos manos más en el espejo, debe ser llanto con cuatro mejillas o descubrir otra vecina orilla allá, no más lejos del hombro; debe ser luchar por un segundo más de placer y, después, luchar por un centímetro más de colchón.
Sin embargo, para enamorarse, hace falta mucho valor. Valor para asumir la responsabilidad del desengaño, de la rutina, del silencio, del mirar y no ver nada. Y esto lo sé porque hace un momento, caminando por la calle, una linda "mullalla" se me ha acercado y me ha preguntado: "Che, ¿me puedo enamorar de vos?" y yo, muerto de miedo, he echado a correr con la pregunta pisándome los talones."