Y
yo sé que es difícil apostar y seguir, porque a veces pasa, y otras pesa. Pero
es que esos ojos se merecen algo más que vivir a destiempo. Y esas manos se
merecen algo más que acariciar corduras.
Que yo
no voy a darte calor, que eso te lo puede dar cualquiera. Yo voy a helarte, que
eso sólo puedo hacerlo yo. Y luego te derrito. Y te fundes en mí. Y nos
fundimos.