miércoles, enero 9

Porque eso era lo que buscaba todo el mundo.

Supongo que cada persona tiene su forma de comprenderlo, su momento de lucidez. Mi momento fue de madrugada, quizá un sábado, un lunes, o una mezcla de ambos. Sólo recuerdo que debían ser las 06:10, que me miré al espejo y tenía los labios rotos y eso bastó para comprender lo demás. Entonces sonreí y se agrietaron aún más, y con cada sonrisa no podían dejar de romperse. Y lo entendí. Recordé la esponja de incertidumbre posándose en mi garganta y absorbiendo sonrisas y lágrimas, paralizándome, blanqueando mi cerebro. Recordé mis brazos temblando y mi corazón buscando traspasar mi pecho y clavarse en el tuyo, y hacerte sangrar. Y eso era lo que más quería, lo que más buscaba; hacerte sangrar.

Aún notaba cada beso en la textura de mis labios, en cada cicatriz. Y tú no habías parado hasta desgarrarlos y tener el poder de reconstruirlos. Porque eso era lo más importante. Porque eso era lo que buscaba todo el mundo. 

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