domingo, noviembre 10

Aún a riesgo de enfriarme yo.

Como cuando hacemos de los días Odiseas pudiendo hacer Maravillas. O como cuando me dices que podrías comerte las estrellas y yo te creo.
La putada es que fuimos una sucesión de casualidades, y podría haber pasado cualquier cosa, pero no, pasaste tú. Tuviste que pasar tú como pasa la lluvia en un día soleado. Porque supongo que la lluvia también lo notará, y que para ella no será lo mismo caer sobre un paraguas que caer sobre tu pelo. Y por eso viene sin avisar, porque le gusta que se te olvide coger el paraguas, (lo que la lluvia no sabe es que a ti siempre se te olvida cogerlo).
Que sé que a veces tienes frío y yo te ofrezco mi espalda aún a riesgo de enfriarme yo. Y que estrellarnos y que duela nunca fue tan fácil, ni tan frágil, y nunca pensé que la tragedia fuera a parecerse a esto. Pero aquí estamos, tú y yo. Como siempre. Como nunca.

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