sábado, febrero 22

A veces las cosas suelen ser lo que parecen.

Apuramos sonrisas
y seguimos creyendo
que algunas miradas
aún nos devuelven lo que queremos ver.


Pero también es cierto
que esto podría ser su cuerpo
y que nunca he vuelto a temblar tanto
como ese día
en el que me desnudó
con la ropa puesta
y las ganas escondidas
bajo la cama.


Que le he visto correrse
sin bajar la guardia
y vestirse
despacio
y no volver a llamar.


Que hablar entre líneas
también es follarle.


Lo bonito de que no venga
es que no tendrá
que irse después.
Pero ojalá viniera sólo a despedirse.
Y que morir de frío
sea nuestra mejor opción.


Me meto en la cama como quien se traga su orgullo.


Mañana
volverá a ser Domingo
y yo volveré a despertar
con resaca
demasiado tarde
y espero que sonrías.
Porque cuando sonríes
estás bonita.
Y no es un cumplido.
Es un consuelo.

lunes, febrero 10

Primavera entre tus piernas.

Hoy Granada estaba tan gris
que yo me sentía roja.
Y déjame decirte
que quizá sea
porque tienes el cuello más bonito
que he visto jamás.

Lo sé
porque yo te he mirado
mucho
-mucho-
antes
de verte.

Podrías
estar aquí
metiendo tus manos
en los bolsillos
de mi chaqueta.

Estoy congelada
y no sé si es por falta
o exceso.



Te hablo de poesía
mientras juegas con la opción
de hacerte inaccesible.
Sonriendo como sonríes.
A veces.

Y ya no sé
si son tus ojos
o el invierno
pero desde que tú,
el vino sabe mejor.

Así que
ven
a partirme la mandíbula.
A llenar
mi bufanda
de los besos
que no me darás
el día que te vayas.
Y a hacerme creer
que el invierno
es relativo
porque entre tus piernas
ya es primavera.