Que quiero que vengas y les grites que a ti te escribí el primer día que te miré, y que qué coño sabrán ellos de musas si no hablan de ti al despertar en ninguno de sus versos.
Aún tienes aquí el hueco donde apoyabas la cabeza al dormir, y está tan frío que ya me estoy acostumbrando a eso del invierno y no quiero vivir en ninguna otra parte.
Y es que me he cansado tanto de perderme que ahora sólo pienso en volver a encontrarte.
Verás, es que me da igual si vienes o te vas, porque ya has estado.
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