Es sencillo. Es tan sencillo como que entiendas que lo que yo quería era follarte en cada una de las esquinas de esa ciudad. Que comprendas que aún tengo clavada tu cintura y tus embestidas, y tus dientes. Cómo no. Y tu estúpida manera de hacerme reír. Y es que aunque tú no lo sepas, y yo no te lo haya dicho, tienes siete maneras de mirarme y cinco de sonreírme. Y sólo una de desplomar todos mis "yo qué va". Y esa forma tan tuya de que todo importe demasiado poco.
Que sí. Que aún recuerdo el temblor y tu mano en mis costillas. Y verte caminar. Y tu culo, por supuesto.
Es sencillo, si. Es tan sencillo como que a medias todo sabe mejor, y a ligas ya ni te cuento.
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