miércoles, diciembre 12

El escarabajo de Wittgenstein.

"Si digo de mí mismo que yo sé sólo por mi propio caso lo que significa la palabra 'dolor' — ¿no tengo que decir eso también de los demás? ¿Y cómo puedo generalizar ese único caso tan irresponsablemente?
Bien, ¡uno cualquiera me dice que él sabe lo que es dolor sólo por su propio caso!— Supongamos que cada uno tuviera una caja y dentro hubiera algo que llamamos «escarabajo». Nadie puede mirar en la caja de otro; y cada uno dice que él sabe lo que es un escarabajo sólo por la vista de su escarabajo. — Aquí podría muy bien ser que cada uno tuviese una cosa distinta en su caja. Sí, se podría imaginar que una cosa así cambiase continuamente. — ¿Pero y si ahora la palabra «escarabajo» de estas personas tuviese un uso? — Entonces no sería el de la designación de una cosa. La cosa que hay en la caja no pertenece en absoluto al juego de lenguaje; ni siquiera como un algo: pues la caja podría incluso estar vacía. — No, se puede 'cortar por lo sano' por la cosa que hay en la caja; se neutraliza, sea lo que fuere."


Wittgenstein; Investigaciones filosóficas.



Puedo imaginar una isla donde al nacer te den una caja conteniendo un escarabajo. Este objeto sería considerado valioso y extremadamente personal, nadie tiene que verlo. Las cajas podrían contener en el mejor de los casos un escarabajo, pero quizás una hormiga, o una araña. Todos estos animales se cobijarían bajo el concepto de "escarabajo", y por mucho tiempo este concepto tendría un espectro inmenso de colores, formas, tamaños y movimientos; pero nadie llegaría saberlo. Uno podría ver el sol ocultándose y tornarse de color cobre e inmediatamente le haría evocar el color de su "escarabajo", otro podría encontrar una moneda enterrada en la arena y comprobar que tiene el mismo tamaño que el de su "escarabajo". Pero Wittgenstein no parte de los escarabajos, él habla del "dolor": un escarabajo que sólo puede ser visto por mí, que sólo puede ser comparado desde mis sentidos y observado en los límites de la caja que me ha sido encomendada al nacer. Siempre seré incapaz de compararlo con el de otro ya que el hecho de contemplar el mío reafirma la imposibilidad de ver el de los demás. Jamás podré tener una idea de cómo te sientes o sentiste alguna vez, ni tú de lo que ahora me sucede. Porque estamos perdidos en esta inmensa isla, con esto que desde que nacimos llevamos a todos lados. Nuestros escarabajos sólo existen para ser contemplados en soledad, encerrados en sus cajas como una hermosísima joya egipcia. Una belleza que no dejará de aprisionarnos.

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