sábado, abril 20

Brindar a destiempo.

Brindar a destiempo se ha convertido en algo tan común que hasta parece normal. Brindar a destiempo suele ir acompañado de abrazar cuerpos a contra-reembolso, y lo que es peor, a veces con intereses.
Brindar a destiempo es sinónimo de no tener nada que decir, de encoger los hombros, de callar cuando deberías gritar y de hablar cuando sólo puedes salir corriendo.
Brindar a destiempo es anteponer la seguridad a la locura, el sueño al insomnio, las sonrisas cuerdas a los suspiros que queman. Brindar a destiempo es buscar lo que te hace bien y dejar a un lado lo que te hace vibrar.
De lo que hablo es de alzar la copa por esa chica que te agrietó el corazón y dedicarle tu mejor sonrisa. Desgastada. Quemada. Rota.
De saber que nunca volverás a querer con la misma intensidad, y mucho menos, tampoco te lo vas a permitir. Pero por el contrario podrás elegir a quién quieres querer. De lo que hablo es de pensar que puedes elegir en el amor.

Brindar a destiempo es dejar que la vida te viva a ti en vez de consumirla tú a ella.
Brindar a destiempo es sinónimo de normalidad.

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