lunes, abril 8

Primero todo, y después nada.

Hablas. Hablas sabiendo que nadie te presta atención, o al menos la atención que a ti te gustaría recibir.

Tus palabras se evaporan y salen a tientas atravesando los cristales de estas cuatro paredes, sin hacer ruido. Tus palabras se escapan buscando un lugar donde esconderse, y ambas sabéis que nunca os volveréis a ver. Y lo aceptas. Y ellas sonríen como quien saborea la libertad por primera vez.
Hablas. Hablas y tus palabras dejan de ser pensamiento para empezar a ser voz. Y se frustran porque al ser voz pierden todo el sentido. Y yo sonrío porque siento que a las mías les pasa lo mismo cuando hablan de ti.

Hablas. Hablas como quien siente que nadie le escucha pero no puede dejar de hablar. Haces pausas de 63 minutos mientras te encargas de buscar un lugar donde tus palabras sean escuchadas.

Hablas como quien sabe que dentro de un rato sus palabras serán recuerdo, y dentro de dos ya no serán nada.
Primero todo, y después nada.

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