miércoles, octubre 24

Cápsula de Ilusión.


El otro día me encontré esta caja en la facultad, en una de las mesas comunes. No sé si me hizo más ilusión por lo que contenía o porque realmente esto pase en la vida real y no solamente en las películas. 

Al abrirla te encontrabas con las instrucciones del juego, las cuales decían entre otras cosas que aquél que la encuentre debe meter ilusión y dejarla en cualquier otro lugar para que otra persona la encuentre de nuevo. 

Pasé unos veinte minutos leyendo todos los post-its que habían dentro, con frases desde "Sonríe, es gratis" y "No me puedo creer que esto exista de verdad..." hasta chistes estúpidos que también me sacaron media sonrisa. 

El otro día, sonreí y me llené de ilusión, el otro día era un día triste y sonreí. El otro día, desconocidos me regalaron sus palabras sin pedir nada a cambio, sólo por el mero placer de provocar una sonrisa.

Ahora viene cuando tú coges una caja pequeña, le pegas una pegatina que ponga "Cápsula de Ilusión" y le das vida a este movimiento.

¿Hay algo que valga más que una sonrisa?

martes, octubre 23

De las dudas infinitas.

Muévete. Corre. Ve a doscientos. Haz algo que te apasione, métete en un mundo donde yo sea la segunda opción. Por unas horas haz algo que nunca quieras dejar de hacer. No lo hagas por impresionarme, olvídate de mi, olvídate de que existo. No vivas para mi. Por unas horas, haz que tu expresión denote ausencia. Conócete. Realízate. Acéptate. Siéntete segura. Vuelve a enamorarme de lejos, sólo porque te admire.

Esto sólo funcionará si lo estás haciendo de verdad, si en ese momento no quieres que te moleste, si estás viviendo tanto que no necesitas a nadie más a tu lado, ni siquiera a mi.

Déjame observarte, me parece atractivo lo que haces, cómo te comportas. Me parece atractivo tu papel, me parece atractivo ese mundo en el que te has perdido.

La ausencia es la delatora de los sentimientos.

La ausencia es la delatora de los sentimientos. Es la llama que muestra el dibujo trazado con zumo de limón en mi corazón. A simple vista, la pluma mojada en el ácido líquido no dejó huella en mí. Sin embargo, la ausencia, la distancia, el desamor, desvelarán lo escrito en todo su esplendor, mediocridad o inexistencia. Cuando la mano que manejó la pluma se encuentra lejos, y no la siento sobre mí, llega el fantasma de su no presencia con un candil. Y, a fuerza de desgarrar mi alma, de quemarme por dentro, sé que quiero a alguien, o qué sé yo. Es otra relación de dependencia: necesito estar lejos de la que duerme conmigo para cerciorarme de que quiero seguir soñando a su lado. Si no aparece ese fantasma, está claro: nada me corroe, soy hielo que flota sobre el agua plácidamente. 

No es fácil notar la textura del cariño en mi piel cuando estoy cubierto por la miel de sus caricias. Lo físico y lo espiritual se confunden en una bañera de agua tibia.
Es sencillo sentir calor, e identificarlo con algo más profundo, cuando su roce quema mis entrañas, cuando entro en sus entrañas. Sin embargo, en el momento en que su calidez corporal desaparece, se aleja de mi, sólo sabré que la llama existe si aparece el fantasma del candil, con el fuego de la ausencia doliente, de la desazón y de la lágrima nacida de la chispa, e incendia mi corazón, la noche y el día. Luego, cuando ella vuelva, el fantasma se irá de nuevo y ya no veré el dibujo tatuado con zumo de limón en mi corazón hasta su próxima ausencia, o hasta que la llama, de tanto acercarse, queme ese amor y no la necesite nunca más.

Con los ojos vendados.

El hombre atraviesa el presente con los ojos vendados. Sólo puede intuir y adivinar lo que de verdad está viviendo. Y después, cuando le quitan la venda de los ojos, puede mirar al pasado y comprobar qué es lo que ha vivido y cuál era su sentido.

lunes, octubre 22

Los Menonitas.

Los Menonitas son miembros de una Iglesia Protestante que proviene de Menno Simonsz (lider Anabaptista neerlandés, 1496-1561).


El Menonismo es una doctrina que respeta la autoridad de las Escrituras, el ejemplo de la Iglesia primitiva y el bautismo como una confesión de fe. Sigue la palabra de Dios, el camino de la rectitud y el trabajo y la renuncia a los placeres y a las comodidades. 

Viven aislados de la sociedad en pequeñas comunidades. Los vicios y el confort son considerados pecados y solamente se valora el esfuerzo, la tenacidad, el trabajo de sol a sol e ir a misa los domingos.

No utilizan electricidad salvo para algunas tareas laborales y sólo tienen tres feriados al año: Pascuas, Navidad y Año nuevo.

Es una comunidad que valoriza la vida simple, que no participa en acciones bélicas y que se caracteriza por su fe, el silencio, el trabajo y el sacrificio.

En las colonias Menonitas, el obispo de la Iglesia representa la ley y la autoridad máxima; y de él dependen siete ministros que no pueden renunciar a su cargo y que son elegidos espontáneamente por la comunidad.

Las faltas son castigadas con una condena social, dentro de la colonia, que les permite relacionarse con sus familias directas y les impide conectarse con sus parientes indirectos y sus amigos.

El idioma es alemán bajo, una lengua en desuso y sólo los adultos varones aprenden a hablar español.

Las viviendas tienen techos de chapa, chimenea de ladrillos y revoque de cemento pintado de verde, azul o gris.
Se podría afirmar que son una comunidad autosuficiente ya que cada casa tiene su huerta, sus animales y hasta una vaca lechera.

Se trasladan en carros tachados con ruedas de acero, tirados por caballo y en chatas sin techo. Usan lavadoras de madera y las mujeres tienen prohibido cortarse el pelo.

Las colonias tienen varios colegios donde los  niños, separados por sexo, ingresan a los seis años y terminan sus estudios a los 17. Tienen libros que proporciona la comunidad y sólo aprenden lo que el obispo determina.
Las diversiones son escasas, los jóvenes pueden pasear o juntarse para escuchar música, aunque está prohibida, al igual que las relaciones sexuales entre novios.
No permiten que los niños tengan al alcance periódicos o cualquier tipo de cosa que les proporcione información del exterior.

La mujer Menonita vive recluida y está excluida, principalmente por no saber el idioma; no tienen poder de decisión sobre su propio dinero heredado, que manejan sus cónyuges; y sólo crían a sus hijos y realizan las tareas hogareñas. Los jóvenes trabajan para sus padres hasta los 18 años, luego si no están casados, la mitad de su sueldo continúa siendo para ellos.

Estas son algunas de las características que tiene esta doctrina en pleno siglo XXI. 

¿Qué pensáis de ello? 

martes, octubre 16

¿Sabemos reconocer la belleza?


¿Somos capaces de reconocer el talento? ¿Nos pararíamos a disfrutarlo?

Para contestar a estas preguntas, el Washington Post preparó un concierto de violín en la céntrica estación de L'Enfant Plaza, en la capital de Estados Unidos, Washington. Se trataba de averiguar cuántas personas perciben la música; cuántas reconocen esa música como bella; cuántas se pararían a escucharla y cuántas darán un donativo.

Sería interesante, antes de continuar leyendo, que cada lector se hiciera la pregunta: ¿Qué ocurrirá? Veamos lo que el director de orquesta Leonard Slatkin contestó a esa misma pregunta: "Creo que quizás 35 ó 40 reconocerán la calidad. Unos 75 ó 100 se pararán para escuchar la música unos minutos. Y entre todos donarán unos 150 dólares".

Veamos qué ocurrió. Estación de L'Enfant Plaza, 07:51 de la mañana de un frío 12 de enero de la ciudad de Washington. Un joven llamado Bell, vestido con pantalones vaqueros, una camiseta de manga larga y una gorra entra en la estación, desenfunda su violín y comienza a tocar.
Y esto fue lo que ocurrió. Pasaron tres minutos y 63 personas hasta que alguien percibiera la música por primera vez. A los 43 minutos habían pasado ante él 1.070 personas. Sólo 27 personas le dieron dinero, la mayoría sin pararse ni un segundo. En total, recogió de la funda del violín 32 dólares y 17 céntimos. Muy lejos de los 150 dólares previstos por Leonard Slatkin. Y muchos más lejos de los 100 dólares de media, y por asiento, que sólo unos días antes habían pagado por escucharle tocar en el Boston Symphony Hall, que, ese día, registró un lleno completo. 
Porque el joven Bell, que tocaba en la estación de metro con camiseta y gorra, no era otro que el virtuoso y famoso violinista Joshua Bell. El mismo que interpretó la parte solista de la maravillosa película "El violín rojo". Película que recibió un Óscar a la mejor banda sonora. El mismo que, una fría mañana de enero, interpretó, en la estación de metro, una partitura de Johann Sebastian Bach, seguida del Ave María, de Schubert. Y los interpretó, nada más y nada menos, que con un Stradivarius de 1713 valorado en más de 8 millones de dólares. Y todo por 32 dólares y 17 céntimos.

Todos creemos que somos capaces de reconocer lo bello; pero, ¿Lo somos?

lunes, octubre 15

El superhombre de Nietzsche.

El filósofo alemán Friedrich Nietzsche pronunció la célebre afirmación de que Dios ha muerto, y, por esta razón, muchos lo consideran nihilista, partidario de la postura de que nada importa. Pero el nihilismo fue su punto de partida, no su conclusión. Su objetivo era rescatarnos de él, no conducirnos a él. Al decir que Dios ha muerto, Nietzsche atrae nuestra atención hacia una crisis de valores. 

Nosotros, los modernos, argumenta, hemos atravesado la ilustración y ya no podemos seguir apoyándonos en el viejo sistema de valores, basado, como está, en la superstición religiosa. Si no tenemos ningún sistema de valores, entonces estamos verdaderamente condenados, perdidos en un mar nihilista. Lo que necesitamos es algo más que humano, un creador de nuevos valores en el mundo, un ser auténticamente libre, que elija lo que importa, y viva como quiera. Es el superhombre. 

Antes de llegar a la conclusión de que es algo así como un hombre perfecto, ten en cuenta que lo encontrarías completamente aterrador. El superhombre, según Nietzsche, es un guerrero, un conquistador, una concentración de ego, que sólo se preocupa de sí mismo y de sus asuntos personales. Tú y yo quedaríamos aplastados bajo sus pies como los despreciables gusanos que somos. 

Nietzsche se erigió en el centro de una acalorada polémica debido al Superhombre. Es cierto que algunas partes de su pensamiento fueron usurpadas por los nazis y, más adelante, mal interpretadas por muchos de sus ingenuos seguidores. Todo esto hubiera asqueado a Nietzsche. Dedicó una sarta de palabras a los racistas en general y a los nacionalistas alemanes en particular. Ambos tipos de necios, opinaba él, eran demasiado humanos.

"La vida moderna ha acabado con los ángeles y las supersticiones, y Nietzsche llena el vacío con una versión magnificada y más perfecta de nosotros mismos"

El dilema del tranvía.

El dilema del tranvía es un experimento imaginario pensado para ilustrarnos sobre nuestras intuiciones morales. Fue articulado por primera vez por Philippa Foot y su forma básica es la siguiente: un tranvía circula fuera de control por una vía. En su camino hay cinco personas atadas a los raíles. Afortunadamente, es posible mover una palanca que desviará al tranvía por otra vía diferente. Desgraciadamente, hay una persona atada a esa otra vía que morirá si mueves la palanca. 

¿Qué deberías hacer? La mayoría de las personas opinan que es correcto mover la palanca. Si estás relacionado con la ética utilitarista, según la cual un acto es correcto en la medida en que aumenta la felicidad en general, parece que su deber es cambiar el curso del tranvía. Sin embargo, Judith Jarvis Thompson sugiere una interesante variación del dilema del tranvía, que demuestra que nuestras intuiciones utilitaristas no son completamente fiables. El argumento es el mismo, excepto que esta vez eres tú el que se encuentra en un puente debajo del cual va a pasar el tranvía, y hay un hombre a tu lado. La única manera de salvar a las cinco personas es empujar al hombre a las vías, para que de ese modo el tranvía pueda detenerse. ¿Es esto lo correcto? El cálculo moral parece similar: una persona es sacrificada para salvar a cinco. Pero, esta vez, la intuición moral es diferente: las personas suelen pensar que no sería correcto empujar al hombre desde el puente.

¿A qué se debe esto?