lunes, octubre 15

El superhombre de Nietzsche.

El filósofo alemán Friedrich Nietzsche pronunció la célebre afirmación de que Dios ha muerto, y, por esta razón, muchos lo consideran nihilista, partidario de la postura de que nada importa. Pero el nihilismo fue su punto de partida, no su conclusión. Su objetivo era rescatarnos de él, no conducirnos a él. Al decir que Dios ha muerto, Nietzsche atrae nuestra atención hacia una crisis de valores. 

Nosotros, los modernos, argumenta, hemos atravesado la ilustración y ya no podemos seguir apoyándonos en el viejo sistema de valores, basado, como está, en la superstición religiosa. Si no tenemos ningún sistema de valores, entonces estamos verdaderamente condenados, perdidos en un mar nihilista. Lo que necesitamos es algo más que humano, un creador de nuevos valores en el mundo, un ser auténticamente libre, que elija lo que importa, y viva como quiera. Es el superhombre. 

Antes de llegar a la conclusión de que es algo así como un hombre perfecto, ten en cuenta que lo encontrarías completamente aterrador. El superhombre, según Nietzsche, es un guerrero, un conquistador, una concentración de ego, que sólo se preocupa de sí mismo y de sus asuntos personales. Tú y yo quedaríamos aplastados bajo sus pies como los despreciables gusanos que somos. 

Nietzsche se erigió en el centro de una acalorada polémica debido al Superhombre. Es cierto que algunas partes de su pensamiento fueron usurpadas por los nazis y, más adelante, mal interpretadas por muchos de sus ingenuos seguidores. Todo esto hubiera asqueado a Nietzsche. Dedicó una sarta de palabras a los racistas en general y a los nacionalistas alemanes en particular. Ambos tipos de necios, opinaba él, eran demasiado humanos.

"La vida moderna ha acabado con los ángeles y las supersticiones, y Nietzsche llena el vacío con una versión magnificada y más perfecta de nosotros mismos"

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